domingo, 16 de octubre de 2011

Walt Whitman - Song of myself

“Detén este día y noche conmigo, y tu poseerás el orígen de todos los poémas,
tu poseerás lo bueno de la tierra y el sol, (hay millones de soles de lados,)
Ya no tomarás las cosas de segunda o tercera mano, ni mirarás a través
de los ojos de los muertos, no alimentarás espectros en libros,
no mirarás a través de mis ojos tampoco, no tomarás cosas de mi.
Escucharás en todos los sentidos y lo filtrarás por tí mismo."

lunes, 20 de junio de 2011

Demian, de Hesse.

"Nunca habían herido en mí las palabras de Pistorius fibras tan hondas y secretas. Pero lo que más interesa y singularmente me había conmovido en ellas era su coincidencia con otras de Demian, que yo llevaba en mí años y años, y, sin embargo, ambos me decían lo mismo.
-Las cosas que vemos -continuó Pistorius con voz más apagada- son las mismas que hay en nosotros, y si los hombres viven tan irrealmente es porque aceptan como realidad las imágenes exteriores y ahogan en sí la voz de su mundo interior. También se puede ser feliz así; pero cuando se llega a saber lo otro se se hace ya imposible seguir el camino de la mayoría.  El camino de los más es fácil, Sinclair; tan fácil como penoso el nuestro. Caminemos."

viernes, 15 de abril de 2011

Sobre... Fernando.

Al salir del bar, y después de hacer mi visita nocturna a la pensión, sobre la plaza del Once, contemplaba aún el gran cartel que anuncia los fideos Santa Catalina, y aunque no recordaba quién había sido Santa Catalina no me parecía difícil que hubiese sufrido el martirio, ya que el martirio fue siempre el fin casi profesional de los santos; y entonces no podía dejar de meditar sobre esa característica de la existencia humana consistente en que un crucificado o un desollado vivo con el tiempo se convierte en una marca de fideos o de conservas en lata.

jueves, 31 de marzo de 2011

Cronopio

Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de calle en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta.

sábado, 19 de febrero de 2011

El barco que se hunde

-Señor, -dijo el teniente irrumpiendo en el camarote del capitán-, el barco está hundiéndose.
-Está bien, señor Spocker –dijo el capitán- pero esa no es razón para que usted se presente a medio afeitar. Haga uso de su inteligencia por un momento, señor Spocker y usted verá que para una mente filosófica nada nuevo ha ocurrido Puede decirse que el barco, si es que está hundiéndose, estaba hundiéndose desde el momento en que fue botado.
-Está hundiéndose a prisa –dijo el teniente primero, cuando volvió afeitado.
-¿A prisa, señor Spocker? –Preguntó el capitán-. Esa frase me extraña, porque pensándolo bien, el tiempo es relativo.
-Señor –dijo el teniente-, creo que no vale la pena embarcarnos en esta discusión, ya que estaremos en el fondo del mar dentro de diez minutos.
-Razonando de esa manera –dijo el capitán suavemente-, sería inútil iniciar cualquier investigación importante. Lo más probable es que muramos antes de haberle dado fin. Usted no ha considerado, señor Spocker, la situación del hombre –agregó sonriendo y moviendo la cabeza.
-Prefiero considerar la situación del barco –dijo el señor Spocker.
-Como buen oficial –contestó el capitán, poniendo la mano sobre el hombro del teniente.
Desde la cubierta anunciaron que los marineros se habían metido en la bodega, donde ahora estaban emborrachándose.
Marineros, esto es insensato –dijo el capitán- el buque está hundiéndose. En diez minutos ustedes me dirán: ¿y entonces que? Para una mente filosófica nada nuevo ha ocurrido. En el curso de nuestra vida se nos podría haber roto una arteria, o nos podría haber partido un rayo, no so lo dentro de diez minutos sino dentro de diez segundos; eso no nos ha impedido almorzar ni depositar dinero en el banco. Les aseguro con la mano en el corazón que no acabo de entender vuestra actitud.
La tripulación ya estaba demasiada borracha para oír sus razones.
-Se trata de una escena muy penosa, señor Spocker –dijo el capitán.
-Sin embargo, para una mente filosófica –dijo el teniente podría decirse que empezaron a emborracharse desde el momento que se embarcaron.
-No sé si usted sigue mi razonamiento, señor Spocker-dijo el capitán suavemente-.Pero sigamos.
En la santabárbara dieron con un viejo lobo de mar que estaba fumando su pipa.
-Dios mío –dijo el capitán- ¿Qué está haciendo?
-Bien, señor –dijo el viejo marinero, como disculpándose-me dijeron que el barco está hundiéndose.
-Y aunque así fuera –dijo el capitán- para la mente filosófica nada nuevo ha ocurrido. La vida, viejo amigo, la vida desde cualquier momento, desde cualquier punto de vista, no es menos peligrosa que un barco que se hunde. Sin embargo la gente suele usar paraguas y zapatos de goma y emprende grande obras, y se conduce como si fuera inmortal. En cuanto a mí, desprecio al hombre que aún a bordo de un barco que se hunde, deja de tomar una píldora o darle cuerda a un reloj. Semejante conducta no sería humana.
-Disculpe, señor –dijo el señor Spocker-¿Pero que diferencia hay entre afeitarse en un barco que se hunde y fumar en la santabárbara?
-O hacer algo en cualquier circunstancia –dijo el capitán-.Estoy convencido, convídeme con un cigarro.
Dos minutos después el barco estalló en una gloriosa explosión.

domingo, 6 de febrero de 2011

En imágenes despejadas.

El es rápido, pensando en imágenes definidas.
Yo soy lento, pensando en imágenes fracturadas.

El se vuelve torpe, confiando en sus imágenes definidas.
Yo me vulvo agudo, desconfiando de mis imágenes fracturadas.

Confiando en sus imágenes, el asume sus relevancias.
Desconfiando de mis imágenes, yo cuestiono sus relevancias.

Asumiendo su relevancia, el asume el hecho.
Cuestionando su relevancia, yo cuestiono el hecho.

Cuando el hecho le falla, el cuestiona sus sentidos.
Cuando el hecho me falla, yo apruevo mis sentidos.

El continúa rápido y torpe en sus imágenes definidas.
Yo continúo lento y agudo en mis imágenes fracturadas.

El está en una nueva confusión de su entendimiento.
Yo estoy en un nuevo entendimiento de mi confusión.

sábado, 1 de enero de 2011

Lestat, el vampiro. (fragmento)

La belleza no era la perfidia que él imaginaba, sino más bien una tierra inexplorada donde uno podía cometer mil errores fatales, un paraíso salvaje e indiferente sin postes indicadores que señalaran lo bueno y lo malo.
Pese a todos los refinamientos de la civilización que conspiraban para producir arte -mareante perfección de un cuarteto de cuerda o la irregular grandeza de los lienzos Fragonard- , la belleza era algo salvaje. Era tan peligrosa y anárquica como había sido la tierra eones antes de que el hombre tuviera el primer pensamiento coherente en la cabeza y escribiera el primer código de comportamiento en tablillas de arcilla. La belleza era un jardín salvaje.